Los nuevos roles del diseño en la era de la inteligencia artificial
En 2Brains hemos acompañado a organizaciones en distintos procesos de transformación digital, y uno de los aprendizajes más poderosos que nos deja esta experiencia es que el diseño, lejos de ser solo una capa estética, es un motor estratégico capaz de alinear visiones, activar capacidades y, en este nuevo contexto, convivir —y potenciarse— con la inteligencia artificial.


Por ello, creemos que la irrupción de la IA no está eliminando el rol de las y los diseñadores, está cambiando sus herramientas, su enfoque y su alcance. De hecho, actualmente nos enfrentamos a un punto de quiebre: diseñar ya no se trata (solamente) de crear pantallas, sino de diseñar sistemas, relaciones, sentido y formas nuevas de interacción.
Más allá de la interfaz: cinco nuevos roles del diseño
Los siguientes perfiles no son futuristas y ya están empezando a emerger en organizaciones que entienden el diseño como una ventaja competitiva en la era de la automatización.
1. Meta-Diseñador: la persona que diseña el sistema que diseña
En lugar de enfocarse en una pantalla puntual, este rol se encarga de definir los marcos de trabajo, principios y estructuras que guían el diseño en toda la organización. Es como diseñar desde el backstage, donde las decisiones habilitan o bloquean la escala del diseño.
En este sentido,en nuestro trabajo con equipos de Design Ops, vemos cómo este perfil se vuelve clave para asegurar coherencia en productos complejos, especialmente cuando la IA comienza a asumir tareas de ejecución.
El Meta-Diseñador podría llegar a representar a todo el equipo de diseño, sobre todo si las herramientas de IA se integran profundamente en los flujos. Este cambio de foco requiere pensamiento sistémico, conocimiento organizacional y liderazgo interdisciplinario.
2. Chief Ontology Officer: diseñar significado
Cuando las personas interactúan con sistemas basados en lenguaje natural, como los grandes modelos de lenguaje (LLM), el principal riesgo no es técnico: es semántico. ¿Qué significa realmente lo que dice el sistema? ¿Lo interpreta igual la organización que el usuario?
Aquí entra en juego el Chief Ontology Officer. Este rol se preocupa de construir una semántica clara, coherente y alineada a los modelos mentales del usuario.
En otras palabras, se asegura de que las palabras digan lo que deben decir, y que la intención detrás de ellas sea compartida. En un mundo gobernado por la IA, donde las conversaciones son interfaces, el lenguaje es infraestructura crítica.
3. Generador de coherencia: diseño como puente estratégico
Este perfil trabaja con liderazgos organizacionales, conectando visiones, propósitos y productos. Su tarea no es entregar una interfaz, sino alinear estratégicamente distintas áreas usando modelos visuales, narrativas comunes y pensamiento de diseño, un rol muy similar al Modeler-in-Chief que propone Arango.
Dicho esto, la coherencia organizacional se convierte en un activo escaso, y el diseño, con su capacidad de representar lo intangible y mapear relaciones complejas, se posiciona como una disciplina clave para lograrla.
4. Clarificador nómada: navegar la ambigüedad
También llamado Roving Sensemaker, este diseñador no se queda en un solo equipo ni producto. Se mueve donde más se le necesita: en proyectos sin definición clara, en crisis, en puntos de fricción. Su valor está en destilar claridad desde la complejidad, en traducir necesidades difusas en caminos accionables.
En nuestra experiencia, este rol es fundamental cuando las soluciones tradicionales no alcanzan. No busca imponer un método, sino facilitar la conversación correcta en el momento adecuado.
5. Domador de patrones: custodiar la infraestructura del diseño
Aunque las IA ya generan interfaces funcionales, alguien debe diseñar y mantener los sistemas de patrones que permiten esa automatización con calidad y coherencia. El Pattern Wrangler, como lo llama Arango, no solo cuida los componentes visuales: define principios, crea lenguajes de diseño estructurados y ajusta estos sistemas con criterio humano.
Incluso con IA avanzada, la supervisión humana sigue siendo necesaria para que el diseño mantenga su humanidad. No todo puede ser reducido a un algoritmo.
Del hacer al influir: pensar como líderes de producto
Otro cambio profundo que la IA está impulsando es el reposicionamiento del diseño dentro de las organizaciones. Según un reciente artículo de Nielsen Norman Group, uno de los errores frecuentes en UX es quedarse atrapado en la ejecución y no involucrarse en las decisiones estratégicas.
Frente a esto, se vuelve clave que las y los diseñadores piensen y actúen como líderes de producto. ¿Qué implica eso? Entender las prioridades del negocio, identificar influencias dentro del ecosistema organizacional y comunicar el valor del diseño en términos que resuenen con otras disciplinas.
Este cambio de mentalidad permite que el diseño no solo “entregue” valor, sino que influya en cómo se define ese valor desde el inicio. Además, fortalece alianzas con áreas clave como ingeniería y producto, y permite traducir los hallazgos de investigación en decisiones de negocio concretas.
Interacción mínima viable: el diseño se vuelve invisible
La inteligencia artificial también está transformando la forma en que las personas interactúan con la tecnología. Tal como plantea el artículo de TechCrunch, el ideal no es tener mejores interfaces, sino hacerlas desaparecer. Es lo que llaman Interacción Mínima Viable (MVI): cuando el sistema entiende tanto del usuario que ya no necesita ser guiado paso a paso.
En este nuevo paradigma, la interfaz deja de ser el punto de entrada y se convierte en un canal secundario. El diseño se oculta, pero su relevancia crece. Porque si no hay interfaz explícita, todo lo que ocurre en segundo plano —el flujo, la lógica, la semántica— debe ser impecable.
Diseñar para IA implica anticipar contexto, modular la complejidad y construir experiencias que, aunque invisibles, sean profundamente humanas. Aquí el reto ya no es solo técnico: es ético, cultural y sistémico.
¿Qué es diseñar en tiempos de IA?
Diseñar ya no es solamente producir. Es orquestar, traducir, simplificar, dar sentido. Es imaginar futuros posibles y construirlos con intención. La IA no reemplaza esta capacidad: la amplifica, la desafía, la obliga a evolucionar.
En 2Brains creemos que el diseño sigue siendo un motor de transformación. Pero requiere nuevos marcos, nuevas conversaciones y, sobre todo, nuevas habilidades. Porque el diseño del futuro no se hará solo desde Figma o desde código, sino desde la conexión profunda con las personas, los sistemas y los propósitos.
¿Tu equipo está listo para este nuevo escenario?
Si quieres explorar cómo el diseño puede convertirse en una ventaja competitiva para tu organización en la era de la IA, te invitamos a conversar con nosotros. Llena el formulario de contacto de 2Brains y descubramos juntos cómo evolucionar el rol del diseño en tu empresa.
